19/7/16

Such a lonely soul: Anna Ternheim en La Mar de Músicas

Anna Ternheim en La Mar de Músicas, 2016.
El amor es el tema en mayúsculas de la música pop. La inmensa mayoría de canciones que se componen hoy en día para sonar en la radio versan sobre este tema: infidelidades, amores platónicos, desamores, deseo sexual, declaraciones de compromiso, problemas de pareja, en fin, cualquier canción que lleve las palabras you y love al menos cinco o seis veces en su letra es candidata a ser popular. Sin embargo, no siempre es esto garantía de éxito.

Un coyote hablando con Anna Ternheim.
Anna Ternheim le da al tema universal, y mucho. Por suerte, como buena cantautora, trata muchos otros temas en sus letras, como la depresión, la muerte o el miedo. Sus composiciones son sencillas; y su voz, dulce y suave como la miel. Sin embargo, no ha logrado alcanzar demasiada popularidad fuera de las fronteras de su Suecia natal (donde sí ha sido bastante reconocida). Los motivos de este semifracaso comercial pueden ser muchos, entre ellos la falta de una personalidad suficientemente definida y llamativa como para causar un impacto en los medios internacionales, pero yo no soy ningún experto en la materia, y ahí tenemos otros ejemplos de cantautoras sencillas como Dido y Cat Power, de tónica similar, que sí han alcanzado ese reconocimiento.

Anna Ternheim en La Mar de Músicas, 2016
Sea como sea, de lo que sí que puedo hablar es del concierto que dio anoche Anna Ternheim en el parque de artillería. Es difícil para mí ser imparcial, porque casualmente, la música de esta cantautora me acompañó durante buena parte de mis años de instituto, y por ello le guardo un cariño especial. En este sentido, el concierto fue maravilloso, podía recorrer todas y cada una de las melodías que estaba recitando en mi cabeza, recordar sus letras, deleitarme con su voz, igual de bonita en directo que en el estudio. Fue un concierto íntimo, Anna vino sola, sin banda, recitó todas sus canciones acompañada bien de una guitarra, bien de un teclado, y no fueron pocas las veces que se detuvo antes de cantar una canción a explicar al público algún detalle curioso sobre la canción en cuestión. Especialmente lucidas fueron sus interpretaciones a piano de temas como Don’t leave, de su último disco For the young (2015); Terrified, de Leaving on a May day (2008); y, muy especialmente, Shoreline, versión de un tema de Broder Daniel incluida en su disco debut Somebody outside (2004).

Anna Ternheim en La Mar de Músicas, 2016.
Shoreline es un tema especialmente significativo para mí por su letra, una letra que resume a la perfección lo que puede uno llegar a sentir cuando se siente fuera de lugar, al margen. La versión original de Broder Daniel es más… iba a decir punk, pero no es punk en realidad, es más algo que podríamos acertar en llamar rock teenager, categoría en la que entrarían otros grupos como Green Day, Fallout Boy o Thirty seconds to mars. La versión de Anna aporta musicalmente a esa letra preciosa el tono que creo que se merece, y la interpretación en directo que hizo de ella anoche con el teclado fue, para mí, maravillosa. Os dejo a continuación una traducción improvisada de la letra.

La orilla

Desde que tenía ocho o nueve años,
me he mantenido en la orilla.
Siempre esperando
algo duradero.


Pierdes el apetito, pierdes tu camino,
te confundes y te desvaneces.


Oh, esta ciudad
te mata cuando eres joven,
oh, esta ciudad
te mata cuando eres joven.


Ya no soy el chico que solía ser,
esta ciudad se ha llevado mi juventud,
todos los ojos se volvieron huecos
por culpa de la tristeza.


Somos sombras, somos sombras,
sombras en el callejón.
Mueres joven, mueres cuando eres joven,
mueres cuando eres joven.


Esperando en el pavimento,
junto al edificio de oficinas,
tienen tanto que hacer,
nunca tiempo para ti.


Un coyote y Anna Ternheim.
En fin, fue un concierto muy bonito. Sin embargo… Siento que no fue una buena carta de presentación. Vino sola, sin un solo músico de acompañamiento, sin una batería que agilizara las melodías, sin un bajo que le diera peso a sus canciones, nada, sola, una hora y media de canciones en las que, cualquiera que no conociera el catálogo de la cantante, podría sentir que la música no avanza, que todo es igual, la voz podía volverse tediosa tras cuarenta y cinco minutos sin cambiar de tono, ni ritmo, ni nada. En sus discos, por haber, hay hasta serruchos, marimbas y violines, y creo que esa es una de las claves que hacen de ella una artista interesante. Entonces, ir a una ciudad en la que no te conoce prácticamente nadie, sola, a interpretar versiones acústicas de tus canciones… No sé. Creo que no enseñó todo lo que tenía que ofrecernos anoche. Una pena, viniendo de tan lejos. En cualquier caso, no dejó de ser una velada muy agradable, y yo disfruté muchísimo pudiendo encontrarme con uno de mis ídolos de la adolescencia. Guardaré el buen recuerdo con recelo.


Cartel promocional de La Mar de Músicas 2016.
Y nada, eso es todo por ahora. Antes de despedirme, como siempre, os recuerdo que La Mar continúa hasta finales de semana, y habrá actuaciones importantes como la de esta noche, con Diego “El cigala” y Omara Portuondo en el Parque torres, o la del viernes, con Tindersticks, en el mismo escenario. Podéis consultar la programación aquí. ¡Hasta otra!

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